abandoné mis salomon que tanto me habían acompañado porque estaban rotas...
y elegí las mejores para continuar el camino
me probé varias, hasta que las encontramos
eran las más bonitas y las más cómodas
y como no, también las más caras
pagamos un alto precio por seguir caminando
por renunciar a las ampollas
por una suela que se agarrara bien
pero el camino lo merecía
su estreno fue una maravilla
¡valían lo que había pagado!
tanto fue así que me supo a poco hacer sólo el camino de ida
metí los pies en el rio, respiré hondo
y montamos en el autobús…
si aquello era una prueba,
merecía haberme llevado el rosco aquella tarde!
y ahora escucho
estamos diseñados para andar…
qué mundo de contradicciones el nuestro!
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