...Sinatra cogió el teléfono para llamar a Ava...
Comenzó a cantar muy suavemente, casi susurrando al auricular, como si fuera un micrófono. Cantaba sus canciones favoritas, las más sentimentales. Parecía estar a kilómetros de allí. Como si estuviera solo en la Tierra. No paró de cantar hasta que al cabo de media hora o tres cuartos se abrió la puerta del bar y entró Ava.
Ella levaba un abrigo de visón blanco sin nada debajo. Había saltado de la cama para venir a verle. Sinatra no se dio cuenta de que llevaba casi una hora cantando al vacío. Ni de que ella ya estaba allí. Seguía cantando con la cabeza baja, pegada al teléfono. Entonces ella llegó hasta él. Le abrazó la espalda. Colgó el teléfono. Le tendió una mano y se lo llevó. Así, sin palabras”.
...y aún hay quien se atrevía a preguntar...
Eh, Ava, ¿qué ves en ese tipo? Apenas pesa 50 kilos".........
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