La envidia es de nuevo la protagonista y el engaño una vez más el fruto.
En tiempos antiguos el derecho a la primogenitura incluía los derechos a la herencia del hijo mayor. Recibiendo este el doble de la porción de la herencia.
¿aquí la ley no cuenta?
Una vez más vemos como detrás de la trama esta la mujer Rebeca, poniendo de manifiesto una vez más que no todos los hijos son iguales...a mi me gustaría saber el por qué de esta historia, lo que le lleva a esta madre a pisar a uno de sus hijos y a engañar a su marido, poniendo por delante a Jacob, me quedaré con las ganas.
Pero os imaginaís un selfie con la cara de Esaú cuando volvió de cazar, despues de preparar él el guiso y descubrir la traición.
Esaú lloró y no me extraña...creo que tuvo que tardar mucho tiempo en volver a cocinar. Y Jacob supo en su carne lo que era un plato de lentejas servido por sus propios hijos...pero se llevo la primogenitura.
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