—¡No me pidas que te deje y que me separe de ti! Iré a donde tú vayas, y viviré donde tú vivas. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios será mi Dios. Moriré donde tú mueras, y allí quiero ser enterrada. ¡Que el Señor me castigue con toda dureza si me separo de ti, a menos que sea por la muerte! (Ruth 1:16-17)
La historia de Ruth es uno de los ejemplos más bonitos de abnegación (es el sacrificio espontáneo de la voluntad, intereses, deseos y aun de la propia vida) que conozco. No me extraña que el mismo Goethe elojiara tanto este pequeño libro…
sí, el amor nunca deja de ser,
el amor es pacto.
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