Teodorico, octavo rey de los Godos, profesaba una gran devoción hacia la religión arriana. Su primer ministro y hombre de confianza, por el contrario, era católico, pero para agradar a su señor se convirtió al arrianismo. Al enterarse de este acto, Teodorico, mandó ejecutarlo. Al ser preguntado del porqué, el monarca respondió: - Si ha sido capaz de traicionar a su Dios, no tardará en traicionarme a mí